La SCJN recorta pensiones del IMSS; en riesgo, retiros de 25 salarios mínimos


Una jurisprudencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) limita como máximo a diez salarios mínimos diarios las pensiones de los futuros jubilados que pretendan un mayor monto mediante un juicio contra el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).

En dicho caso está un millón de personas de los 19.8 millones de trabajadores de la generación de transición, es decir, aquellos que pueden jubilarse bajo el régimen de 1973 o por la ley de Seguridad Social de 1997.

Ese millón de trabajadores gana más de diez salarios mínimos al día (730 pesos diarios equivalentes a 21 mil 912 pesos mensuales) y podría aspirar a una jubilación de hasta 25 salarios mínimos, si ése es su ingreso promedio diario de las últimas 250 semanas de cotización.

El límite superior de veinticinco veces el salario mínimo, previsto en el artículo 33 de la abrogada Ley del Seguro Social (de 1973), está vinculado para las prestaciones en los seguros de enfermedad general y maternidad; el límite superior de diez veces el salario mínimo regirá de tope salarial para los seguros de invalidez, vejez, cesantía en edad avanzada y muerte”, dice el fallo de la Suprema Corte de Justicia.

“No estamos haciendo modificaciones ni estableciendo topes, hicimos remisión a la ley del Seguro Social (del 73) ”, señaló en entrevista la ministra Margarita Beatriz Luna Ramos.

La Suprema Corte limita las pensiones

En México hay 19.8 millones de trabajadores de la llamada generación de transición, es decir aquellos que pueden elegir jubilarse bajo el régimen de la ley del seguro social de 1973 o por la ley de 1997.

“Para todos ellos es más conveniente optar por el régimen del 73, porque su pensión es vitalicia, se la paga el Instituto Mexicano del Seguro Social y obtienen un mayor monto que si eligieran la ley del 97, donde las afores  pagan la pensión pero sólo hasta que se agoten los recursos del trabajador”, explicó Moisés Pérez Peñaloza, director de inversiones institucionales de Invex Banco.

Sin embargo, al elegir el régimen del 73, un millón de estos trabajadores, que gana más de 10 salarios mínimos diarios (actuales: 730 pesos al día; 21,912 pesos al mes), tendrá que esperanzarse a que el trabajador del Instituto Mexicano del Seguro Social con el que inicie su jubilación calcule su pensión considerando su ingreso real, topado a 25 salarios mínimos (1,826 pesos diarios; 54,772 pesos al mes) .

Según el IMSS, todas las pensiones se calculan considerando el salario promedio de los trabajadores de las últimas 250 semanas de cotización, con un tope de 25 salarios mínimos.

 

Jurisprudencia en contra

No obstante, se han registrado casos en los que el cálculo se hace con un tope inferior, de sólo 10 salarios mínimos. Ante esta situación los trabajadores pueden demandar al instituto e iniciar un juicio, que seguramente perderán debido a una jurisprudencia emitida por la Suprema Corte de Justicia de la Nación en el mes de febrero, que deben acatar todos los tribunales del país.

En esta jurisprudencia se determina que al elegir el régimen del 73, el cálculo de la pensión debe apegarse a los artículos contenidos en la misma, por lo que el tope máximo que debe utilizarse para el cálculo de las pensiones debe ser de 10 salarios mínimos vigentes en la Ciudad de México.

“No estamos haciendo modificaciones ni  estableciendo topes, simplemente hicimos remisión a la Ley del Seguro Social (la del 73) y a sus artículos”, señaló en entrevista con Excélsior la ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación Margarita Beatriz Luna Ramos.

Así, el artículo 33 de la ley de 1973, que fue abrogada al entrar en vigor la Ley del Seguro Social de 1997, señala que los asegurados se inscribirán con el salario base que perciban con un tope de hasta 25 salarios mínimos, pero que “tratándose de seguros de invalidez, vejez, cesantía en edad avanzada y muerte, el límite superior será el equivalente a 10 veces el salario mínimo general vigente.

“Por ello, el límite superior de veinticinco veces el salario mínimo vigente en el Distrito Federal, previsto en el artículo 33 de la abrogada Ley del Seguro Social, está vinculado únicamente para las prestaciones que otorga la ley en los seguros de enfermedad general y maternidad; mientras que el límite superior de diez veces el salario mínimo citado, regirá y servirá de tope salarial para los seguros de invalidez, vejez, cesantía en edad avanzada y muerte”, detalló la Suprema Corte de Justicia en la Contradicción de tesis 285/2015, que dio origen a la jurisprudencia.

De tal forma, que si  un trabajador de la generación de transición, que opte por jubilarse por la ley del 73,  decide irse a juicio para pelear que su pensión sea calculada con más de 10 salarios mínimos perderá la demanda.

 

Fuente: Periódico Excelsior, fecha:16/05/16


No se modificaron topes a las pensiones del IMSS: SCJN

CIUDAD DE MÉXICO.- Como lo dijo en entrevista con Excélsior la ministra Margarita Luna Ramos, la Suprema Corte de Justicia de la Nación no modificó ni puesto topes a las pensiones de futuros jubilados por el IMSS.

En un comunicado, se detalló que la Segunda Sala de la Corte no se pronunció respecto de la legalidad o constitucionalidad de los límites de las pensiones, ni sobre el tope de éstas para los trabajadores de transición, es decir, aquellos que comenzaron a cotizar antes del 1 de julio de 1997 y que después aportaron a una afore.

Tampoco varió el criterio que la anterior ley establecía respecto del límite al salario base para cuantificar las pensiones por invalidez, vejez y cesantía en edad avanzada, cuyo tope era coincidente con el de las aportaciones que deberían hacer los asegurados para esos ramos", señaló la oficina de prensa de la SCJN.

Se informó que la Corte emitió un criterio jurisprudencial sobre una cuestión de índole procesal, aplicable a litigios laborales en los que se demandó del IMSS un ajuste de pensión.

En dicha tesis sólo se reafirma la obligatoriedad para las Juntas Laborales de aplicar el límite previsto para tales efectos en la ley, aun y cuando tal punto no haya sido motivo de excepción puntual en el litigio correspondiente”.

 

Fuente: Periódico Excelsior, Fecha: 17/05/16


Tradición de día de muertos en México

Ofrendas de día de muertos

Ofrendas de día de muertos La ofrenda es ese ritual colorido donde el individuo y la comunidad están representados con su dádiva; es un acto sagrado, pero también puede ser profano: la tradición popular es la simbiosis de la devoción sagrada y la práctica profana.

Ofrendar, en el Día de Muertos, es compartir con los difuntos el pan, la sal, las frutas, los manjares culinarios, el agua y, si son adultos, el vino. Ofrendar es estar cerca de nuestros muertos para dialogar con su recuerdo, con su vida. La ofrenda es el reencuentro con un ritual que convoca a la memoria.

La ofrenda del Día de Muertos es una mezcla cultural donde los europeos pusieron algunas flores, ceras, velas y veladoras; los indígenas le agregaron el sahumerio con su copal y la comida y la flor de cempasúchil (Zempoalxóchitl). La ofrenda, tal y como la conocemos hoy, es también un reflejo del sincretismo del viejo y el nuevo mundo. Se recibe a los muertos con elementos naturales, frugales e intangibles -incluimos aquí las estelas de olores y fragancias que le nacen a las flores, al incienso y al copal-.

La ofrenda de muertos debe tener varios elementos esenciales. Si faltara uno de ellos, se pierde aunque no del todo el encanto espiritual que rodea a este patrimonio religioso.

 

Elementos imprescindibles para recibir a las ánimas

 

Ofrendas de día de muertos Cada uno de los siguiente elementos encierra su propia historia, tradición, poesía y, más que nada, misticismo.

El agua. La fuente de la vida, se ofrece a las ánimas para que mitiguen su sed después de su largo recorrido y para que fortalezcan su regreso. En algunas culturas simboliza la pureza del alma.

La sal. El elemento de purificación, sirve para que el cuerpo no se corrompa, en su viaje de ida y vuelta para el siguiente año.

Velas y veladoras. Los antiguos mexicanos utilizaban rajas de ocote. En la actualidad se usa el cirio en sus diferentes formas: velas, veladoras o ceras. La flama que producen significa "la luz", la fe, la esperanza. Es guía, con su flama titilante para que las ánimas puedan llegar a sus antiguos lugares y alumbrar el regreso a su morada. En varias comunidades indígenas cada vela representa un difunto, es decir, el número de veladoras que tendrá el altar dependerá de las almas que quiera recibir la familia. Si los cirios o los candeleros son morados, es señal de duelo; y si se ponen cuatro de éstos en cruz, representan los cuatro puntos cardinales, de manera que el ánima pueda orientarse hasta encontrar su camino y su casa.

Copal e incienso. El copal era ofrecido por los indígenas a sus dioses ya que el incienso aún no se conocía, este llegó con los españoles. Es el elemento que sublima la oración o alabanza. Fragancia de reverencia. Se utiliza para limpiar al lugar de los malos espíritus y así el alma pueda entrar a su casa sin ningún peligro.

Las flores. Son símbolo de la festividad por sus colores y estelas aromáticas. Adornan y aromatizan el lugar durante la estancia del ánima, la cual al marcharse se irá contenta, el alhelí y la nube no pueden faltar pues su color significa pureza y ternura, y acompañan a las ánimas de los niños.

Ofrendas de día de muertos En muchos lugares del país se acostumbra poner caminos de pétalos que sirven para guiar al difunto del campo santo a la ofrenda y viceversa. La flor amarilla del cempasuchil (Zempoalxóchitl) deshojada, es el camino del color y olor que trazan las rutas a las ánimas.

Los indígenas creían que la cempasúchil era una planta curativa, pero ahora solo sirve para adornar los altares y las tumbas de los difuntos. Por esta razón se dice que a lo largo del tiempo la flor fue perdiendo sus poderes curativos. Flor de cempasúchil significa en náhuatl "veinte flor"; efeméride de la muerte.

El petate. Entre los múltiples usos del petate se encuentra el de cama, mesa o mortaja. En este particular día funciona para que las ánimas descansen así como de mantel para colocar los alimentos de la ofrenda.

El izcuintle. Lo que no debe faltar en los altares para niños es el perrito izcuintle en juguete, para que las ánimas de los pequeños se sientan contentas al llegar al banquete. El perrito izcuintle, es el que ayuda a las almas a cruzar el caudaloso río Chiconauhuapan, que es el último paso para llegar al Mictlán.

El pan. El ofrecimiento fraternal es el pan. La iglesia lo presenta como el "Cuerpo de Cristo". Elaborado de diferentes formas, el pan es uno de los elementos más preciados en el altar.

El gollete y las cañas se relacionan con el tzompantli. Los golletes son panes en forma de rueda y se colocan en las ofrendas sostenidos por trozos de caña. Los panes simbolizan los cráneos de los enemigos vencidos y las cañas las varas donde se ensartaban.

 

Otros objetos para rememorar y ofrendar a los fieles difuntos

Ofrendas de día de muertos El retrato del recordado sugiere el ánima que nos visitará, pero este debe quedar escondido, de manera que solo pueda verse con un espejo, para dar a entender que al ser querido se le puede ver pero ya no existe.

La imagen de las Ánimas del Purgatorio, para obtener la libertad del alma del difunto, por si acaso se encontrara en ese lugar, para ayudarlo a salir, también puede servir una cruz pequeña hecha con ceniza.

Pueden colocarse otras imágenes de santos, para que sirva como medio de interelación entre muertos y vivos, ya que en el altar son sinónimo de las buenas relaciones sociales. Además, simbolizan la paz en el hogar y la firme aceptación de compartir los alimentos, como las manzanas, que representa la sangre, y la amabilidad a través de la calabaza en dulce de tacha.

El mole con pollo, gallina o guajolote, es el platillo favorito que ponen en el altar muchos indígenas de todo el país, aunque también le agregan barbacoa con todo y consomé. Estos platillos son esa estela de aromas, el banquete de la cocina en honor de los seres recordados. La buena comida tiene por objeto deleitar al ánima que nos visita.

Se puede incluir el chocolate de agua. La tradición prehispánica dice que los invitados tomaban chocolate preparado con el agua que usaba el difunto para bañarse, de manera que los visitantes se impregnaban de la esencia del difunto.

Ofrendas de día de muertos Las calaveras de azúcar medianas son alusión a la muerte siempre presente. Las calaveras chicas son dedicadas a la Santísima Trinidad y la grande al Padre Eterno.

También se puede colocar un aguamanil, jabón y toalla por si el ánima necesita lavarse las manos después del largo viaje.

El licor es para que recuerde los grandes acontecimientos agradables durante su vida y se decida a visitarnos.

Una cruz grande de ceniza, sirve para que al llegar el ánima hasta el altar pueda expiar sus culpas pendientes.

El altar puede ser adornado con papel picado, con telas de seda y satín donde descansan también figuras de barro, incensario o ropa limpia para recibir a las ánimas.

La ofrenda, en sí, es un tipo de escenografía donde participan nuestros muertos que llegan a beber, comer, descansar y convivir con sus deudos.

 

Las ofrendas de los muertos chiquitos

En la mayoría de los hogares campesinos, de extracción mestiza o indígena, y aún entre algunas familias urbanas, el 31 de octubre se elabora la ofrenda dedicada a los niños o “angelitos”. Sus ánimas llegan el día primero de noviembre para nutrirse de la esencia y el olor de los alimentos que sus padres les prepararon.

En el altar de los “angelitos” la comida no debe condimentarse con chile, porque les haría daño. Es imprescindible que las flores y los candelabros sean blancos, pues este color simboliza la pureza de estos inocentes difuntos.

A los niños muertos se les ponen dulces de alfeñique, pasta elaborada con azúcar, con este material se fabrican figuras de animalitos, canastitas con flores, zapatos, ánimas y ataúdes.

Ofrendas de día de muertos En otros lugares, los altares se adornan con juguetitos de barro pintado con colores alegres; así cuando lleguen las ánimas de los difuntos “chiquitos” podrán jugar tal como lo hacían en vida.

Todos los altares cuentan con panes en miniatura, pues es sabido que a los niños les gusta mucho, al igual que las tortillas, la fruta y el dulce de calabaza.

Es característico que todos los elementos que conforman el altar de los “angelitos” estén elaborados a una escala reducida. Ninguno es grande, ni pueden ponerse objetos que pertenezcan a los altares de los adultos. De ser así, los niñitos se enojarían, se pondrían tristes y no comerían lo ofrecido.